Los graves escándalos de corrupción que se registran tanto en el sector público como el privado, así en Colombia como en muchos otros países, hacen que las grandes universidades redoblen sus esfuerzos en trabajar los valores éticos entre sus egresados en los programas de postgrado. Bien decía Simón Bolívar que el talento sin probidad es un azote.
Estas labores de formación ética avanzada se desarrollan en seminarios con simulación de casos, en los que los participantes deben asumir la posición que les dicte su conciencia y defenderla con toda la fuerza argumentativa que puedan armar.
Un ejercicio muy popular es el caso del tren que en su trayectoria atropellará a cinco personas que están paradas cerca de la carrilera, a menos que usted mueva una palanca azul y logre desviarlo para que solo atropelle a una persona. Esto, que aparentemente es sencillo, tiene un gran componente moral y filosófico, en el que se discute sobre el destino de cada quien, la voluntad divina, lo correcto o incorrecto de exponer a la muerte a alguien que no estaba en peligro alguno. ¿se justifica causar un daño adrede por una causa aparentemente justa (daño menor)?
Lo interesante es que la decisión final y urgente se debe tomar en grupo. Entonces aparece de nuevo Bolívar cuando insistía en la necesidad de tener liderazgos éticos capaces de dirigir al grupo para superar el dilema del bienestar del individuo vs el bienestar del grupo. ¿Usted tiraría de la palanca? Otro ejercicio bien interesante es la llamada Parábola del Sadhu, que narra la experiencia vivida por Bowen Mc Coy, un neoyorkino de 65 años que ha trabajado duro para ahorrar el dinero y el tiempo de vacaciones necesario para poder cumplir su viejo sueño de escalar el Himalaya, adonde viaja con su compañero de oficina Stephen.
Luego de varias semanas en el esfuerzo, los reportes de la estación climatológica advierten de una posible tormenta y aludes que pueden taponar el paso hacia la cima. Los hombres van con otros cuatro turistas neozelandeses y un sherpa (guía local), sin el cual es imposible aventurarse.
Apuran el paso y de pronto ven que vienen bajando cuatro personas cargando un bulto. Son unos japoneses que traen a un sadhu (viejo sabio y santo Hindú) moribundo por falta de oxígeno y falla cardiaca. Al encontrarse con Mc Coy y su equipo, los japoneses ponen en el suelo al anciano agonizante y les piden que ahora sean ellos quienes encarguen de él, pues harto lo han cargado, y desaparecen de la escena.
Ante la situación imprevista Mc Coy dice que, como todo en su vida, él tiene sus metas claras y no las cambia porque no es una veleta, así que continúa el ascenso. El sherpa dice que va con él porque es un guía profesional que fue contratado por Mc Coy con el objetivo preciso de brindarle protección. Stephen, muy preocupado por el sadhu, les pide a los neozelandeses que le acompañen a llevarlo al puesto de emergencia más cercano, distante unos 300 metros más abajo.
Al anochecer Stephen y el resto de equipo alcanzan en la cima a Mc Coy y comienza la discusión entre ellos. En este punto se les pide a los alumnos describir a cada protagonista: Mc Coy es un líder visionario que persigue metas fijas. Stephen es un humanista integral, el sherpa es todo un profesional que cumple al pie de la letra lo que se le pide y lo hace muy bien. Los turistas neozelandeses piensan y actúan como grupo y solo se interesan en pasarla bien.
¿Usted con cuál de los personajes se identifica?