Por razones d e r i v a d a s de cambios tecnológicos y sociales varias profesiones han d e s a p a r e c i d o y tienden a d e s a p a r e c e r , según los registros de matrículas que maneja el Ministerio de Educación.
Es el caso de Delineante de Arquitectura y Patronaje Textil, tarea que ahora desempeña el computador a la perfección. Igual suerte han corrido carreras como Agrología, Oceanografía Física y Estadístico Informática. Algunas como Agrozootecnia, Artes Liberales en Ciencias Sociales, Museología y Matemáticas Aplicadas no sobrepasan los cinco estudiantes matriculados.
Pero la que definitivamente ya traspasó la barrera de la extinción es esa profesión u oficio que se llamaba simplemente “Hogar”, lo cual era de
esperarse por razones diversas. Entre ellas, la más importante, la necesidad y el deseo de la mujer de demostrarle al mundo sus capacidades intelectuales, esas ganas de elevar su meta de realización personal son las que explican que en muchas facultades y universidades la gran mayoría de estudiantes sea mujeres.
Y no lo hacen para obtener un título con fines decorativos, ellas se preparan es para ejercer el liderazgo en todo lo que hacen. Esa sumatoria de atributos como su gran inteligencia, su astucia, intuición, visión holística de la vida, su espiritualidad e instinto maternal, hacen de ellas unos seres realmente superiores que no pueden desaprovecharse por estar en casa.
Otro factor determinante ha sido la necesidad económica de contar con un segundo ingreso en el hogar. Gracias a ello es que ha surgido una gran cantidad de ejecutivas talentosas que se destacan en todos los campos, de médicas, odontólogas, ingenieros, en fin, en todo. No hay área del saber o actividad económica donde no haya mujeres con gran reconocimiento.
El mercado laboral es claramente dominado por la mujer, lo vemos en las oficinas de las grandes corporaciones y entidades públicas. Basta ver que en Bogotá más de la mitad de los pasajeros de Transmilenio entre las siete y las nueve de la mañana son mujeres.
Esta maravillosa revolución ha contado con la complicidad de la tecnología que ha venido a aliviar un poco la carga tan enorme de trabajo que tiene una ama de casa. La necesidad es la madre de los inventos, por ello tareas tan dispendiosas y demoradas como hacer el mercado, se pueden hacer fácilmente con aplicaciones desde el celular, pudiendo recorrer el supermercado y echar en el carrito lo que desea, hacer el pago de la factura y ordenar el envío a su casa a la hora más conveniente. En una edición anterior de Unicentro Contigo veíamos cómo la supervisión permanente de nuestros hijos pequeños se puede hacer con pulseras que nos permiten conocer con exactitud su ubicación y escuchar y ver su entorno. Igualmente, la instalación de cámaras de monitoreo le permiten revisar desde el lugar de trabajo cómo anda todo en casa y guarderías especializadas se encargan de prestar aquellos servicios de apoyo necesarios para los niños pequeños, con lo que la mujer cuenta con una serie de herramientas impensables para sus madres y abuelas, que le permiten el tiempo necesario para dedicarlo a prepararse y trabajar.
En las primeras décadas de este nuevo siglo la mujer terminará de desplazar al hombre de las posiciones de mando y control, sólo se salvarán los genios, los artistas y los escritores, para los demás la dominación de género será total.