Gabriel García Márquez fue mucho más que un destacado escritor colombiano. GGM era un verdadero sabio, alguien que iba varios pasos delante del resto de la tribu, alguien a quien se consultaba y se escuchaba con especial atención sobre diversos temas, en especial sobre la naturaleza humana, asunto en el que era un verdadero experto.
Uno de sus materias preferidas era el de las mujeres, de quien se preciaba de ser un gran conocedor, y a fe que lo era. Una muestra de ello la encontramos en la siguiente elegía.
Sabor de una mujer exquisita
Una mujer exquisita no es aquella que más hombres tiene a sus pies, si no aquella que tiene uno solo que la hace realmente feliz.
Una mujer hermosa no es la más joven, ni la más flaca, ni la que tiene el cutis más terso o el cabello más llamativo, es aquella que con tan sólo una franca y abierta sonrisa y un buen consejo puede alegrarte la vida.
Una mujer valiosa no es aquella que tiene más títulos, ni más cargos académicos, es aquella que sacrifica su sueño temporalmente por hacer felices a los demás.
Una mujer exquisita no es la más ardiente (aunque si me preguntan a mí, todas las mujeres son muy ardientes…Los que estamos fuera de foco somos los hombres) sino la que vibra al hacer el amor solamente con el hombre que ama.
Una mujer interesante no es aquella que se siente halagada al ser admirada por su belleza y elegancia, es aquella mujer firme de carácter que puede decir NO.
Y un HOMBRE. UN HOMBRE EXQUISITO es aquel que valora a una mujer así. Que se siente orgulloso de tenerla como compañera. Que sabe tocarla como un músico virtuosísimo toca su amado instrumento. Que lucha a su lado compartiendo todos sus roles, desde lavar platos y atender tripones, hasta devolverle los masajes y cuidados que ella le prodigó antes. La verdad, compañeros hombres, es que las mujeres en eso de ser ‘muy machas’ nos llevan gran recorrido.
¡Qué tontos hemos sido -y somos- cuando valoramos el regalo solamente por la vistosidad de su empaque… ¡Tonto y mil veces tonto el hombre que come mierda en la calle, teniendo un exquisitito manjar en casa’.