Siempre se ha sabido que el turismo es una de las actividades económicas más sobresalientes de la llamada “economía naranja” por su gran capacidad de generar empleo e ingresos en forma relativamente rápida cualquier región o país.
El tema es más serio de lo que muchos creen y su manejo exige un buen grado de conocimientos en materias como planeación económica y desarrollo regional. Prueba de ello es la estrategia que se propuso Medellín hace casi cuarenta años para impulsar el turismo en una ciudad que era meramente percibida como industrial. Para ello el alcalde de entonces invitó a algunos de los vecinos de la ciudad a estructurar de manera conjunta una oferta turística que sirviera al doble fin de entretener a quienes visitaran a Medellín en plan de negocios, a la vez que le creara oportunidades de negocio a los habitantes de los municipios circunvecinos.
Se dio así inicio al famoso Tour Vuelta a Oriente, llamado también Ruta verde de Antioquia, visitando las poblaciones de El Retiro, La Ceja, Rionegro, San Antonio de Pereira, el Carmen de Viboral. El recorrido se hace en cómodos vehículos de turismo visitando cultivos de flores, talleres de cerámica y de artesanías, disfrutando los bellos paisajes naturales de clima frío, la represa La Fe, bosques maderables, y el Salto del Tequendamita.
Por su parte Bucaramanga, que no tiene mayores atractivos turísticos propios, se apoyó en municipios como Floridablanca, famoso por sus dulces; La Mesa de los Santos es hoy un gran centro gastronómico, además de tener un punto de embarque al teleférico más largo del mundo; Girón, de gran belleza histórica y arquitectónica; Barichara, considerado el pueblo más bonito de Colombia, y San Gil con sus grandes parques temáticos como el Panachi y el Gallineral, por citar tan solo un par de ejemplos exitosos de estrategia conjunta de desarrollo turístico.
Norte de Santander tiene grandes posibilidades de mejorar su oferta trabajando en forma concertada con Salazar de las Palmas, Villa del Rosario, El Zulia, el nuevo Gramalote, Chinácota, Pamplona, Bochalema, Pamplonita y Chitagá. Con una visión algo más amplia las autoridades y gremios de Cúcuta podrían promover un gran encuentro del sector, al que concurran alcaldes de esos municipios y proponentes de iniciativas locales, inversionistas, agencias de turismo, en fin, todos los relacionados de alguna manera con el negocio del descanso y el placer. Es mucho lo que puede hacerse. Ruedas anuales de negocios turísticos ayudarían mucho a ir perfilando proyectos e identificando inversionistas y operadores mayoristas que promuevan a la región nacional e internacionalmente.