Panamá es un país de gratas sorpresas, seguramente como casi todos, pero las de Panamá son de veras especiales. Una de ellas es el gigantesco pero muy ordenado tráfico vehicular. En la larga autopista hacia Costa Rica, su vecino inmediato al norte, es bien intenso y sobresale el hecho de que pareciera que el auto más antiguo es un modelo 2020. Por su bajo precio – para ellos, que ganan en dólares – todo el mundo tiene su propio vehículo, principalmente de las marcas Honda, Toyota y Mitsubishi, todas provenientes del otro lado del Pacífico.
Este mar es en definitiva el preferido de los panameños, como lo demuestra el hecho de que su capital y segunda ciudad principal -Colón- se encuentren en esa costa. Del litoral Caribe, que está a solo 84 kilómetros, ellos solo reciben una muy marcada influencia de la música, con sus ritmos muy particulares, y la gastronomía.
Son bien alegres y muy amables los panameños con los turistas, se siente un ambiente muy seguro, se puede caminar tranquilamente por sus calles en el Casco Viejo, que es algo así como la antigua Cartagena, aunque sin la espectacularidad de esta última. En la zona del puerto funciona el famoso “Mercado de Mariscos”, de aproximadamente dos manzanas de extensión, lleno de restaurantes típicos donde usted encuentra todos los camarones, calamares, langostas, pulpos, jaibas y demás bichos que se pueda imaginar a precios muy asequibles, en una forma bien aseada y deliciosa.
El desarrollo turístico se soporta en grandes cadenas internacionales de hoteles de lujo con todas las comodidades posibles. La ciudad no tiene playas aceptables y para ello se debe viajar al sector conocido como Playa Blanca, que tiene enormes hoteles de lujo, pero igual playas nada comparables con las colombianas y, menos, con las venezolanas. Definitivamente en este tema de playas el Caribe se la gana al Pacífico.
Aunque la moneda nacional es el Balboa, cuya cotización es la misma del dólar, circula mayormente la divisa norteamericana, con lo que es normal que te den los vueltos en una moneda o en la otra. Los precios no son tan escandalosamente altos como pueden verse en Cartagena, pese a recibir muchos más turistas extranjeros que la ciudad colombiana. En las calles, restaurantes y ascensores se vive una experiencia parecida a la Torre de Babel, con gentes hablando en muchos idiomas – diferentes al inglés, el francés o el portugués -, allí abundan los árabes, los israelitas, alemanes, japoneses, chinos y, literalmente, de todo el resto del mundo.
Impresiona también el desarrollo urbanístico y arquitectónico de estilo postmodernista, como se aprecia en el edificio conocido como el Tornillo, cuya forma es una innovación no solo para la construcción en Panamá sino para Latinoamérica, es una torre contorsionada en forma de tornillo de 236 metros de altura, siendo el noveno más alto de Panamá y el 14 de Latinoamérica. Igualmente se destaca el edificio que inicialmente se llamó Torre Trump y ahora es el JW Marriott.
El centro financiero panameño hace ver a la ciudad como Miami con sus bellos y enormes edificios. Allí están presentes las representaciones de gran parte de los bancos que operan en el mundo, Colombia lo hace con muy elegantes sedes de Davivienda y Bancolombia, que lo hace a través de HSBC Panamá y Banistmo, igualmente están el Banco de Bogotá y Colpatria.
Influencia colombiana
La presencia colombiana en Panamá se siente no solo en el sector bancario sino en el comercial, con marcas tan extendidas como Terpel, que se encuentra de manera abundante en todo el país, así mismo están Totto, Crepes & Waffles, Juan Valdéz. Mario Hernández y Vélez.
Igualmente, marcas colombianas hacen fuerte presencia en el sector de la construcción, como es el caso de cementos Argos, Amarilo, Cusezar, Titán (Tubos de Tocumen), EPM e ISA.
Es curioso, allá todo lo que no esté en Ciudad de Panamá puede considerarse rural. La capital es todo, a fin de cuenta allí se encuentra el canal interoceánico más importante del mundo y el paso de cada barco de tamaño convencional le deja a la nación US350.000.
Economía rentista
Por tratarse de la mayor fuente de ingresos del país el gobierno construyó nuevas y gigantescas exclusas paralelas a las ya existentes para permitir el paso de barcos aún más grandes, como los tanqueros y los llamados Panamax, que llevan el nuevo máximo de tamaño permitido para el paso por el canal. Con esto actualmente se cobra una tarifa de 90 dólares americanos por cada uno de los contenedores que llevan en la bitácora de carga, con lo que un barco carguero con capacidad máxima de 15 mil contenedores, paga US1.350.000 para cruzar el canal. A su vez, para cruceros de turismo la tarifa es de US138 por pasajero.
Para el final de la temporada de cruceros, esperan que hayan transitado 248 buques de pasajeros con un total de 312.304 pasajeros a bordo. Gracias a la expansión del Canal unos 20 cruceros serán naves neopanamax, incluyendo el Caribbean Princess, Carnival Freedom, Carnival Splendor, Norwegian Bliss y Disney Wonder.
A su vez, en el pasado mes de mayo, el Canal de Panamá le dio la bienvenida al Norwegian Bliss, el buque de pasajeros de mayor capacidad que ha transitado la vía interoceánica. Este crucero, con capacidad para 5.000 pasajeros, tiene una longitud total de 325,9 metros, 41,4 metros de ancho y 8,3 metros de calado (profundidad).
La gran novedad ha sido el tránsito de buques tanqueros de GNL (Gas Natural Licuado), los cuales no pasaban por la vía por cuestiones de espacio. El tránsito de este tipo de naves se ha convertido en el de más rápido crecimiento. Lo anterior, sumado a que en los últimos 24 meses más de 3.800 barcos neopanamax transitaron las esclusas, de los cuales alrededor del 50 % fueron portacontenedores.
Panamá no es solo uno de los mayores sitios de tráfico marítimo del mundo sino también de tráfico aéreo. Su aeropuerto es el gran Hub de las Américas, con un centenar de destinos en todo el mundo y más de diez millones de pasajeros movilizados en 2021. Panamá es punto de escala de más de 30 aerolíneas de todo el planeta en sus trayectos de norte a Suramérica y de oriente a occidente. Impresiona ver al movimiento que presenta el aeropuerto en el que pareciera que cada minuto aterriza un avión.
Cuesta admitirlo, pero seguramente otra habría sido la suerte de Panamá de haber seguido siendo un pobre departamento colombiano, sería un Chocó más. El próximo 3 de noviembre del 2023 celebrarán el primer centenario de la separación de Colombia.