Gran impacto causó el video difundido en las redes sociales donde aparece el famoso cantante mexicano José José, bastante d e s c o m p u e s t o , advirtiéndole a su público que no se deje estafar por un avivato que está pidiendo dinero a su nombre para atender sus gastos médicos. Con esa dignidad colosal que solo tienen los grandes hombres, en el video no pide a sus admiradores nada distinto a oraciones y cariño en estos momentos de serias dificultades por el terrible cáncer que le aqueja.
Junto a Juan Gabriel han sido los dos mejores cantantes de música romántica que ha dado México y América Latina en las últimas décadas. El reconocimiento como “El Príncipe” de la canción le queda muy bien porque eso es exactamente, todo un príncipe.
Mientras de José José se han vendido algo más de 120 millones de discos, de Juan Gabriel se han colocado unos 150 millones, la diferencia se debe a que éste último estuvo orientado a un público más popular, mientras que El Príncipe hizo honor a su apelativo y se inclinó por canciones mucho más refinadas. Se considera el más exitoso porque ha sido el único en mantener por más de 40 semanas un disco en el primer lugar de la lista Billboard, en sus presentaciones llenaba a reventar el Madison Square Garden, el Radio City Mysic Hall y los grandes casinos de Las Vegas y Atlantic City. Su vida plagada de altibajos, de tiempos cumbres y momentos borrascosos bien pudo haberse adivinado desde sus primeras canciones, como “El Triste”, cuyo éxito fue tan grande que se editó en Rusia, Japón e Israel.
Pocos artistas pueden exhibir un palmarés tan exitoso como el de él, a los veintidós años de edad ya era rico y famoso, pero ese brusco ascenso lo mareó y dio comienzo a las turbulencias de su vida haciéndole caer en el alcohol y las drogas en una especie de sino maldito: su padre, José Sosa, brillante tenor, murió alcoholizado.
La vida le dio y le quitó todo, de la abundancia de mujeres y dinero pasaba a la escasez extrema de ambas. A una mujer que le abandonó cuando estaba arruinado le cantó una canción que dice que “las palomas vuelan siempre adonde hay pan” (El más feliz del Dignidad y tristeza mundo). Pero, así como caía bien bajo, se levantaba gracias al prodigio de su voz y a la persistencia de su madre. De cada disco que sacaba vendía no menos de millón y medio de copias, siempre le bastó con remasterizar discos viejos para que el dinero llegara nuevamente a borbotones a sus bolsillos.
Hablamos de él en pasado como si hubiese muerto, lo cual bien puede ser lo más injusto y descortés, e imprudente en tratándose de alguien que como él nos ha dado verdaderas lecciones de resiliencia. Nada deseamos más que siga grabando nuevas canciones. En muchos de sus discos se siente una sublime competencia entre la hermosura de su voz y el sonido celestial de la instrumentación, como en el caso de la canción “Anda y ve”. Todas, todas sus canciones han sido cuidadosamente elegidas y arregladas por él mismo, son de una factura impecable, como “Lo que quedó de mí”, “Amnesia”, “40 y 20”. Las canciones de despecho de José José son estrato 10.