Page 35 - Unicentro Contigo 120 Julio
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Leyenda



           el anciano al lado del chaval. A la llegada de
           este, un nuevo grupo de personas se percata
           de su  llegada  y, tras observar esta  nueva
           situación,  comienzan  a opinar.  “¿Habéis
           visto  ese niño?”, no parecen  ser positivos
           los  nuevos  comentarios  que  realizan los
           habitantes de ese lugar, piensan el anciano
           y su  nieto.  Y  así, entre  las distintas  voces,
           logran escuchar “qué maleducado ese niño,
           con lo mayor que es ese anciano va en burro
           y deja a este caminar”. A la salida del pueblo,
           hartos de tanta crítica, deciden hacer ambos
           uso del pequeño animal y así montados los
           dos, continúan su largo recorrido.
             Llegados a la  tercera aldea, no  son
           pocas las personas  que les  ven llegar.
           Tras  ver al  pequeño borrico  exhausto,  se
           lanzan entonces a opinar “¡mirad!, que poca
           sensibilidad, ¿acaso pretenden matar a ese
           burro?”, “¿de verdad piensan que ese pequeño
           animal puede con el peso de ambos?” Pasado
           entonces este pueblo, deciden ambos hacer
           un alto para buscar una  solución.  “Si no
           podemos ir subidos, ni tú, ni yo y ni siquiera
           los dos, porque siempre parece que nos van
           a  criticar, ¿qué podemos hacer?”, pregunta
           el  anciano a  su joven nieto,  “¡pues  vamos
           los dos a pie y así no nos criticarán!” Entonces deciden
           proseguir su ruta, los dos a pie, acompañados de ese viejo
           burro, que aliviado de su carga les acompaña hasta llegar
           al siguiente lugar.

             En la entrada al siguiente pueblo, comienzan de nuevo
           los susurros y las opiniones en voz baja. Pronto, un bueno
           grupo de gente les sigue con la mirada mientras amplias
           sonrisas alumbran sus caras. “¡Mirad! ¿Habéis visto eso?”
           Grita  uno de ellos.  “¡Es  la  primera vez que veo que dos
           personas, cansadas de caminar, andan junto a un burro
           sin quererlo montar!” y entre risas provenientes del gentío
           se oye gritar “¡vaya par de estúpidos!”
             Son  muchas  las  versiones que circulan de esta
           pequeña  fábula popular,  pero  variando  algún  punto,
           párrafo,  detalle o el  orden del  mismo,  la  moraleja que
           esconde no  variará. El mensaje resulta  tan  evidente,
           que  quizá no resulte necesario mencionar  cual  sería la
           moraleja de este cuento  popular  y  respondida quede
           aquella pregunta con la que se abría este artículo.
             Puesto que hagamos lo que hagamos, siempre habrá
           gente que se lance a opinar, personas a las que eso les
           pueda  gustar  y otras que, sin dudarlo,  lo tacharán,  al
           menos date el gusto de hacer lo que tú quieras, lo que tus
           sentimientos te indiquen, lo que tus deseos te ordenen
           porque mientras la crítica ajena nadie te va a quitar, por lo
           menos date el gusto de ser quién tu eres y actuar como
           quieras  actuar.  Al  fin  y  al  cabo,  ese  eres  tú  y  esa  es  la
           persona a la que de verdad has de gustar.


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                                                                                                          Contigo    35
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