Page 21 - Unicentro Contigo 122 Septiembre
P. 21
Emocionante
tendríamos con el de la persona
a la que besamos. Cuanto más
distintos sean estos sistemas,
más nos apetece besar a esa
persona.
Es nuestro primer contacto
físico íntimo con el otro. Nos
gusta la primera vez que
sentimos una caricia, que nos
mira a los ojos. Un beso confirma
que hay posibilidad de que esa
relación vaya adelante.
El primer beso es totalmente
cuestión de química, pero
eso también desata otro tipo
de emociones. En un beso
apasionado llegan a ponerse
en funcionamiento hasta 34
músculos. Nada provoca tantas
reacciones como un beso. Y
si a eso le sumamos que los
labios son hasta 100 veces más
sensibles que los dedos, el
momento puede ser explosivo.
En el primer beso interviene
un 50% de química y otro 50%
de emociones. Liberamos
dopamina, oxitocina y serotonina.
La dopamina nos da un subidón
de bienestar que nos hace sentir
felices y querer más. Al besar,
nos hacemos adictos a los
besos. La oxitocina se encarga
de hacernos experimentar
sentimientos de cariño y de
cercanía a la otra persona. Y la
serotonina nos relaja, nos hace
sentir satisfechos y aumenta la
autoestima. Pero biología aparte,
el lado romántico -el otro 50%-, se
debe a que lo hemos convertido
en la primera expresión de
intimidad con la otra persona.
Lo importante es tener claro
que el beso perfecto no existe.
No esperemos levitar, con un pie
alzado y rodeadas de estrellas. No
existe ninguna regla, y lo que para
ti pueda ser maravilloso, quizás
a otra persona no le guste. Cada
beso es único, y lo importante es
que seamos nosotras en cada
momento, fluyendo y sintiendo lo
que nos gusta y lo que no.
Contigo
Contigo 21
21